La Iconografía ha cambiado. Los iconos de esta época son diferentes, muy diferentes.
Las Imágenes, como solemos denominarlas, representaban Cristos, Vírgenes y Santas y Santos mayoritariamente sin olvidar la profusa presencia de los ángeles.
Recogidas en Iglesias y Oratorios se custodian como expresión artística y religiosa.
La cultura ya no es solo religiosa, gracias a Dios, la Cultura es expresión de la libertad del ser humano, tan necesaria para que se desarrolle la imaginación y la inspiración artística en busca de la Belleza.
Más cuando pierde el canon religioso, los Iconos, las Imágenes de la cultura, nos hablan de las creencias sociales.
Representar la vida en Iconos e imágenes suele ser más que nada una necesidad del ser humano. Podemos saber de la sociedad en épocas pasadas por sus iconos al igual que sabrán de la nuestra por los nuestros.
Pero, ¿Cuáles son? No están en las Iglesias y Catedrales, tampoco en los teatros, más bien y hasta hace poco en los cines, sustituidos recientemente por las pantallas táctiles de nuestros inteligentes consejeros que son el teléfono, la tablet y el ordenador. Son digitales.
En un ambiente digital el Icono es efímero, no es tangible, se desvanece por cada interacción, más que estáticos, son dinámicos, evanescentes.
Cuando aparecieron los primeros libros y sus ilustraciones y podían viajar miles de kilómetros se produjo una revolución en nuestras mentes, en nuestro mismo cerebro.
Parece que estamos ante un umbral muy parecido. Nos toca vivirlo y experimentarlo.
Apasionante, ¿no les parece?
Han tenido que pasar cientos de años para poder vivir un momento así. Les confieso mi inquietud y también mi disposición a aprender desprendiendo lo que tenga que desprender para volver a aprender de nuevo.
Adiós mundo, bienvenido Nuevo Mundo.
Comienza el espectáculo.
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