sábado, 2 de octubre de 2021

Vulcanolog@

Mamá,  papá, quiero ser Vulcanólogo.

Seguro que estos días con la noticia sobre el volcan de la Isla de la Palma muchos hemos recalado en el hecho de que existen una parte de la Ciencia que se llama Vulcanologia.

Aplicado a nuestras vidas, un volcán es un acontecimiento larbado, que se ha cocido a fuego lento durante mucho tiempo y que el día que alcanzó su límite con la gota que colma el vaso nos hace estallar y rugir por la boca lo que llevaba tanto tiempo esperando a ser dicho. Y ahora lo decimos, ¡y de que forma!

Se lleva por delante amistades y matrimonio, oscurece el panorama inmediato y genera un ambiente tóxico y nocivo para la vida que nos rodea.

¡Hemos explotado! Y es que ya no aguantaba más decimos entre extenuados y aliviados por la explosión.

Ser Vulcanologo de la Vida y en la Vida es estudiar tus volcanes internos y cuidar de su evolución. Lograr que se apaguen y pierdan su fuerza para que dejen fluir serenamente y sin daños colaterales los ríos de lava hacia el mar por conductos y pasillos acotados.

El magma social de resentimiento es la caldera más peligrosa para la Paz. Alimentada por la memoria histórica mantiene vivas las brasas y sólo se necesita un acelerador para que esa brizna de rescoldo prenda y provoque una erupción que lo arrase todo.

El Vulcanologo de los volcanes sociales aprende pronto de las experiencias pasadas y es capaz de predecir cuando será la próxima erupción, precedida de múltiples microseismos a los que no damos importancia, pero que son el preludio del desastre.

Escuchemos a los Vulcanologos. ¿Conoces alguno?


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