domingo, 6 de noviembre de 2022

PARA VESTIR SANTOS

Hace bien mucho tiempo que algunas personas tenían el destino de vestir santos,  a decir del dicho popular.

Últimamente la sociedad más cercana a la religiosidad popular de las hermandades, cofradías y procesiones de la Iglesia tienen una oferta amplia de camareros y camareras al servicio de la imagineria con el fin de ir ataviando la imagen al tono litúrgico del momento.

Este resurgir de tan cromática y estética costumbre sea bienvenida.

Más tengo la impresión de que el propósito de tal cometido y afán se encuentra más en el desarrollo de una complicada religiosidad personal, individualizada, singularizada y autónoma, y en un fervor sentimental que en un verdadero compromiso de hermandad.

La religiosidad popular puede embellecer iglesias, retablos e imágenes más vacía está si no se acompasa de procesiones de amor solidario y militante con su realidad social más cercana o lejana.

He aquí una deber para quienes profesan tanto amor a la imagineria y poco a los seres humanos. La Iglesia que les acoge es una Iglesia de vivos no de muertos y menos de imágenes. Que estas lo que nos recuerdan es el profundo Amor con el que vivieron y dieron la vida. Sirvan de ejemplo para una Fe más operativa.

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