Amarillo el submarino, amarillo es, submarino es.
Era la cantinela de una canción. El submarino era amarillo. Un color de moda en París que se presenta en los chalecos.
Nosotros tenemos un tractor amarillo que es lo que se lleva ahora. Pues hay que tener un tractor que es el mejor descapotable.
Los franceses amantes de la moda han logrado que el chaleco amarillo sea tan famoso como el submarino y el tractor en este otoño.
Ya lo hicieron en la Revolución de 1789 con los sansculottes y es que, como he dicho en algún ocasión, toda revolución es estética.
Todos tenemos un chaleco amarillo y nos los podríamos poner para salir a la calle para hacer nuestras demandas.
En España no ha salido nadie ¿porque? En Francia salen y en algunos países europeos también.
Vivimos en la era de la sociedad digital y su influencia es cada vez mayor en nuestras vidas. La pregunta sería:
¿Saldrían a la calle nuestros chalecos amarillos si gobernara la derecha en España?
Dejarse llevar es una de las características de lo que denomino mente oveja o mente colmena. Una mente muy influenciable por corrientes y movimientos, poco independiente y libre. En el siglo XIX se les denominó masas, turbas, chusma. Suelen ser miles frente a millones que callan.
Tener razón no basta. Y siempre que se juega sólo con las razones sin ponerles límites acabamos sin razón alguna.
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